“Mis documentos están falsificados, no puedo encontrar ninguna información sobre mis raíces. Siempre supe que fui adoptada, para mi eso no es un problema, el problema es que mis papeles son falsos y es muy posible que mi madre biológica no quisiera darme en adopción”, relata Dewi Deijle en un encuentro en La Haya. Otros jóvenes, padres y activistas han hablado con la agencia Efe en Países Bajos, Bangladesh, Brasil y Sri Lanka para desmadejar el cúmulo de irregularidades en que se produjeron las adopciones internacionales en Países Bajos entre 1967 y 1998: falsificación de registros, engaños e incluso la sustracción de bebés.
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