Una mentira demasiado dolorosa es la única verdad que ha vivido Juan Francisco Beamonte Isern casi toda su vida. Y es que con 43 años descubrió que el matrimonio de Banyolés que le había adoptado, en realidad le había comprado cuando solo tenía seis años de edad. Hoy este transportista ha recuperado su identidad, pero no así sus ansías de justicia.
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Niños robados: Uno de los menores robados durante el franquismo logra inscribirse en el Registro Civil con su identidad real | Público