Hablan tres médicos | Once upon a time in the web.

El pasado 18 de mayo la Asociación SOS Bebes robados de Euskadi remitió a la Fiscalía Superior del Pais Vasco las declaraciones del forense Paco Etxeberria y el ginecólogo José Gurrea realizadas para  el programa «60 minutos» de ETB, declaraciones en las que ambos hicieron referencia a posibles adopciones irregulares ocurridas en los hospitales vascos…
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Bebés robados | Un forense cree imposible que hubiera robo de bebés | Sociedad | EiTB.

La sociedad científica considera que pudo haber prácticas ilegales, pero que no se quitaron niños a madres que deseaban tenerlos.
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El médico forense Paco Etxeberria ha afirmado que es «prácticamente imposible» que en Euskadi, especialmente en la sanidad pública, se hayan producido robos de bebés , aunque ha considerado que sí se podrían haber producido «irregularidades» e incluso prácticas «no legales» en algunas adopciones.

Etxeberria, profesor de Medicina Legal en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha comparecido hoy en la comisión de estudio constituida en el Parlamento Vasco para investigar los casos de bebés robados y adopciones irregulares que se dieron entre 1940 y 1990, una iniciativa que contó con el respaldo de todos los grupos de la Cámara autonómica.

El presidente de Aranzadi ha centrado su intervención en sostener que «no se ha podido probar» que haya habido casos de bebés robados en Euskadi, algo que es diferente a la existencia de compra venta de recién nacidos a madres que, por ejemplo, no iban a poder atenderles.

Etxeberria ha explicado que en enero de este año se «traspasó la barrera de sospecha» y se ha dado por cierto que hubo robo de bebés, algo que ha considerado «casi imposible» que se haya producido en centros de la sanidad pública vasca.

El experto ha reconocido que puede equivocarse en esta conclusión y ha añadido que si se demostrara lo contrario supondría su «mayor decepción» de la medicina, porque el robo de seres humanos es «el crimen más grave».

El médico forense ha lamentado que en los últimos meses se haya generado una «psicosis» por esta cuestión entre mujeres que creen que pudieron estar «expuestas» al posible robo de sus recién nacidos, y ha criticado que en el caso de las exumaciones no se estén tratando las situaciones de forma exhaustiva, cuando, por ejemplo, se dice que la existencia de féretros vacíos equivale a bebés robados.

Además, ha desvelado, en los seis casos de exhumaciones hechas en Euskadi en tres sí se encontraron restos, cuando de forma pública se dijo que los féretros estaban vacíos.

Etxebarria ha matizado en este punto que no es lo mismo decir que no había restos humanos, que no había restos o que el féretro estaba vacío.

De hecho, ha desvelado que cuando se dijo que en un féretro exhumado en Itsasondo no habían aparecido restos esto no es correcto porque realmente no se encontró el féretro, ya que se habían realizado obras en la zona.

En otro caso, el del cementerio de Polloe, el féretro no estaba vacío, porque había una pinza de cordón umbilical, una pulsera de recién nacido «sin cortar» y una tela, en la que podía haber estado envuelto el cuerpo.

En el tercer caso apuntado, en Derio, se encontraron también la pinza del cordón umbilical, una tela y puparios, lo que demuestra que allí hubo algo que se había descompuesto.

¿Se pueden descomponer los huesos de un bebé? 

Etxeberria ha explicado que no es imposible la degradación completa del cuerpo de un recién nacido, máxime si, por ejemplo, es un prematuro.

Después del presidente de la Sociedad Aranzadi han comparecido el director del Instituto Vasco de Medicina Legal, Carlos Cubero, y el jefe del servicio de patología del mismo, Luis Miguel Querejeta.

Querejeta ha rebatido la argumentación de Etxeberria al afirmar que la comunidad científica admite que las estructuras óseas, con el paso del tiempo, sufren «degradación, pero no su desaparición» completa.

Ha añadido que en los casos de exhumación en los que ha participado el Instituto no han encontrado ninguna explicación que pudiera aceptar una «completa desaparición» de restos, por lo que ha concluido que si en un féretro no se han encontrado restos óseos es porque no ha habido huesos allí.